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Neo Fastidio Tecnológico

La perpetua novedad en el frente, aunque no la necesitemos

¿Alguien recuerda Second Life? Ahora nadie habla de ello, o al parecer las sugerencias predictivas del buscador han decidido que no nos interesa ese tema, pero sin embargo, hace unos años, parecía muy relevante.

Años atrás fue el turno del Oculus Rift, que intentó opacar a Google Glass, y ahora los dos proyectos son solo un poco más que memorabilia tecnológica. También durante años, hizo mucho ruido el potencial del Google self-driving car, que ha pasado a llamarse Waymo. Luego vino una avalancha de interés por las impresoras 3D, lo que despertó críticos y defensores, durante un buen rato. Al igual que el resto, todo lo anterior, parece haberse perdido en el olvido.

Así hemos estado cada año que pasa, renovando el interés por tecnologías disruptivas, amenazas y/o oportunidades de cambiar el valor de los servicios que tenemos a nuestra disposición y transformar nuestras vidas. Y ahora último, han irrumpido con bombo y platillos, los descendientes naturales del esquivo Blockchain: los NFTs.

Jeff Bezos al conocer al millonario Warren Buffet, le preguntó: “Warren, tu estrategia de inversión es tan simple, ¿Por qué no todos simplemente te copian?” A lo que Buffet respondió: “Porque nadie quiere hacerse rico lentamente”.

En mi opinión, la clave para el revuelo que han hecho los NFT, es simplemente un ejemplo más, en la larga historia de la humanidad, incursionando en lo que sea que traiga el máximo beneficio pero con el mínimo esfuerzo posible. Tal como pasó con las tecnologías que mencione al principio, no es un tema de valor cultural o de una técnica que no alcanzamos a entender (porque se sale del paradigma que tenemos establecido), es simplemente las ganas de subirse al último vagón, que “supuestamente”, nos asegura la especulación, como garantía de inversión inteligente.

De la misma manera que muchas personas ven el atractivo de emigrar para disfrutar de una presión fiscal menor, o se han adentrado en el mundo trader, o barajan la posibilidad de poner su capital en paraísos fiscales, no se trata de que sean prácticas vanguardistas o “game-changer”, es lisa y llanamente el encanto de una inversión que parece cómoda.

No estoy afirmando en ningún momento que los NFT carezcan de algún tipo de complejidad, ya que es algo que forma parte inherente del adentrarse en el mundo de las cripto monedas. Aún la conversión de los modelos de administración del valor/transacción de estas "commodities" está recién empezando (siempre y cuando, las instituciones financieras vean también un beneficio para sus estrategias que llevan siglos enteros operando, más o menos, de la misma manera).

Un ejemplo de la paulatina integración del blockchain a los sistemas tradicionales, es que, hace poco, VISA anunció que comenzará a liquidar transacciones con sus socios criptográficos US Dollar Coin con Ethereum.

¿Un interés pasajero, alimentado por un periodismo agónico?, o ¿De verdad podrán los NFTs influir en la forma que entendemos la expresión humana y su valor en el imaginario social? Estos últimos días, varios compradores de NFT, se quejan de que sus compras han “desaparecido”, que son inaccesibles en social media, a pesar de la repetida “venta” de nuevas y mejores obras, e incluso cuando se han sumado figuras famosas a esta tendencia. Al parecer, los NFTs ya han comenzado a devaluarse, y probablemente vuelvan a subir o bajar como cualquier concepto sujeto a especulación.

En un post anterior, intenté reflejar mi preocupación por la deriva casi exclusivamente nostálgica en la creación de contenidos. La obsesión por la novedad (y especular con sus "beneficios") es la otra cara de la moneda. Claramente estos eventos solo se entenderán luego que haya pasado un tiempo, cuando alguien más se referirá a ellos como un episodio anecdótico de un éxito o de un desastre. Mientras, seguiremos siendo bombardeados por el último cambio de paradigma que deja las cosas, casi siempre, como estában.