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Es Solamente una Marca (pero me gusta)

En publicidad la razón informa pero solamente la emoción convence.

En la historia del rock la emoción siempre ha estado por encima de las razones, esta es una característica que le ha transformado en un fenómeno cultural longevo. Me serviré de este ejemplo proveniente de la cultura pop para hacer visibles las posibilidades que tiene una marca para estremecernos, generación tras generación.

Mal Gusto e Identidad

En sus primeros años, la irrupción del rock n’ roll en las vidas de los hogares de clase media estadounidense fue vivida como una autentica revolución, tachada de mal gusto o incluso con matices apocalípticos : una identidad cultural había nacido. Para la época, una idea tan divertida como un grupo de jóvenes blancos moviéndose al son de música, ni folclórica, ni religiosa, en un momento de transformación social, fue indistintamente ignorada o rechazada por diferentes medios. Como consecuencia y durante algún tiempo, quedó fuera de la mirada atenta de inversores.

La innovación no es vista como rentable, hasta que “alguien" la hace rentable.

La misma cultura en torno al rock no tardó en hacer crecer la demanda por espacios, soportes y signos de identidad. Fue necesario desarrollar una oferta que estuviera a la altura, a través de: presentaciones, grabaciones, moda, etc. Solamente con capital e ideas prácticas no es suficiente: la cultura es indispensable en la creación de nuevas marcas.

Una vez descubierto el inmenso potencial del fenómeno, muchos más se subieron al carro de la victoria, con nuevas formulas de explotar lo que antes era de mal gusto, cambiando sus discursos, cambiando su apariencia para adaptarse al perfil contemporáneo. No obstante, solamente aquellas marcas que escogieron los propios jóvenes (que estaban viviendo con intensidad ese momento) fueron las que lograron convencer y mantenerse al pasar los años.

Nostalgia en la Era de la Post-verdad

Para potenciar la comunicación, hoy se sigue visitando el legado del rock, imitando de alguna manera su aura, copiando sus maneras, parafraseando su tics. La dimensión social del rock la hace muy apetecible para campañas que pretenden abarcar un amplio segmento de población, porque refleja aspiraciones y valores transgeneracionales. Nuevas y viejas marcas han intentado adoptar una actitud que se le atribuye al rock para lograr un estatus mediático y generacional, pero son muy pocas las que lo logran. El principal motivo de fracaso ha sido menospreciar un factor clave presente en el rock: la honestidad.

Desde un principio el mismo concepto de rock ha sido odiado o querido por partes iguales. El rock se ha definido como un ejercicio de arrogancia que puede gustar más o menos, pero sin perder nunca una ápice de integridad, y si es que lo ha hecho, ha sido víctima de sus propios seguidores defraudados.

Una estrella del rock es una marca y un influencer al mismo tiempo, algo que puede representar un desafío extra, porque no se restringe en abstracciones, más bien tiene una escala humana. Una característica muy común en este contexto es la lealtad de una fanbase muy bien organizada, algo que se podría entender en el contexto de las marcas como una brand advocacy.

La Estrategia de lo Auténtico

Las marcas que quieran emular el impacto del rock, en su fundación deben tener la aspiración clara de transmitir honestamente sus valores, sus fortalezas, con sencillez, efectivamente. Los mayores éxitos del rock que seguramente tú también recuerdas son permanentes en la memoria colectiva porque han sido una fuerza vital, entregada a su público, ausente de adornos innecesarios y de fácil compresión.

Actualmente, nuestra sociedad está provista de herramientas que permiten fiscalizar la reputación de una marca con gran rapidez. Millones de personas conectadas, compartiendo sus aficiones y preferencias puede organizarse para encumbrar un desconocido o desprestigiar a un famoso, las marcas no quedan ajenas. Tarde o temprano el comportamiento de una empresa queda en evidencia, es por ese motivo que es tan importante que los esfuerzos por comunicar sean consistentes, coherentes y coordinados detrás de una estrategia.

Una estrategia de marca efectiva debería aspirar a: definir una idea potente, construir lealtad y establecer una relación de largo recorrido con su audiencia, tres objetivos que el rock ha sabido cumplir de manera ejemplar durante más de 60 años de existencia.

Este artículo fue parte de una serie en 3 capítulos, originalmente publicados en 2017 para We Are Elmer