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Money Maker

Quienes están involucrados en la impresión 3D tienen que ser muy entusiastas.

Se le ha puesto el apodo de tercera revolución industrial o la primera piedra para una nueva economía que transformará la forma en que entendemos el consumo. Esa misma condición de revolución no nos permite vislumbrar ninguna pauta concreta o un calendario de desarrollo para la impresión 3D.

Al mismo tiempo que algunos esperan solamente los beneficios, quienes están involucrados en el proceso de adopción de esta tecnología tienen que ser muy entusiastas en la evangelización de los procesos y la filosofía de trabajo que le acompaña. Como resultado se ha generado una forma de publicidad contraproducente: una parte de los medios hablan de ella como si fuera una nueva moda que encaja perfectamente en cualquier promoción de algo que se suena a moderno y otra vertiente son quienes ven su potencial de transformación social.

Tal y como argumenta Evgeny Morozov "...la impresión 3D ha resuelto los problemas de oferta, pero las incertezas relacionadas con la demanda permanecen prácticamente intactas..."

Ideas comerciales relacionadas con el diseño industrial se están enfrentando a modelos de negocio obsoletos o a medio camino con la novedad pero repitiendo una forma de distribución ya consolidada. Mientras artistas y emprendedores siguen descifrando el puzzle que representa la implementación de esta tecnología, las oportunidades, afortunadamente, se multiplican.

Uno de los ingredientes que da un carácter revolucionario a la impresión 3D parece evidente, es la ocasión de democratizar el prototipo a medida para necesidades tan urgentes como prótesis o exoesqueletos y también para herramientas que pueden solventar problemas sociales o medioambientales.

Más allá de la creación de nuevos productos o servicios que reportaran dinero está una parte pedagógica del concepto industrial reducido a un gadget y que da la posibilidad de reconocer en la práctica por qué el precio de venta de un producto es mucho más que simplemente el coste de su fabricación.

El experimentar en comunidad o individualmente con una tecnología antes reservada solamente al mundo industrial nos autoriza para evaluar como nuestras acciones pueden convertir una idea, unos recursos y un mercado en nuestros aliados o nuestros enemigos.